Ajedrez

"Nos gusta pensar." Gari Kaspárov
El mismo gesto para ofrecer tablas y para rendirse habla del consenso de su mundo. A la vista de lo que hay sobre el tablero, sin mediar palabra, todos saben de quién es la ventaja. No hace falta ser un Gran Maestro, cualquier aficionado que apenas conozca los rudimentos puede verlo.

Habla de objetividad, de principios compartidos, de una base común. Habla de reglas. Y todo ello, paradójicamente, en una disciplina basada en el enfrentamiento entre dos rivales que sólo permite a uno triunfar. Un mundo que, en palabras de S. Zweig, es una ciencia, un arte algo sutil que está suspendido entre uno y otro jugador.

¿Cómo luciría la arquitectura bajos estos preceptos?

Campos de cultivo

Entre otras curiosidades –como que Londres le parece una ciudad más social que Nueva York– Richard Sennett habla de la planificación de la ciudad: 

"Les digo a mis alumnos: 'Averiguad qué es necesario, pero no os paréis a pensar si los políticos pueden hacerlo realidad. Olvidadlos.' No creo en los Masterplan. La idea de que todo tenga que estar controlado no me gusta. Creo en una planificación de la ciudad que sea como la siembra de un campo, en el que algo pueda crecer desde abajo."

Reglamento intelectual

Tony Judt escribió sobre Albert Camus:

"Una de las cosas que más le desagradaban de los intelectuales parisinos era su convicción de que tenían algo que decir acerca de todo, y de que todo se podía reducir al tipo de cosa que les gustaba decir. También señalaba la relación inversamente proporcional entre el conocimiento de primera mano y la expresión confiada de una opinión intelectual. [...] La responsabilidad intelectual no consistía en tomar partido, sino en rechazar hacerlo donde ésta no existía. En esas circunstancias, el silencio parecía la expresión más adecuada de sus sentimientos más profundos."

El canon

"El de canon es un concepto que hoy se usa demasiado, como si todos supiéramos qué contiene y qué no. Pero si profundizas un poco ves que la gente no se pone de acuerdo sobre qué libros constituyen ese canon”.

Lo dice Coetzee.

Agoreros

Lo que más me carga de todo es esa colección de agoreros nacionales, especialmente en el campo cultural, que van lanzando que todo está acabado: la novela, el arte…, y lo único que reflejan con ese discurso derrotista es su incapacidad para adaptarse a lo nuevo. El arte siempre ha sido una sucesión de nubes que pasan deprisa; y las grandes obras, también… Siempre todo ha pasado deprisa; todo lo nuevo no ha de ser malo.

Lo dice Enrique Vila-Matas.