Bigness

Fotografía: Søren Kjær








"Beyond a certain scale, architecture acquires the properties of BIGNESS."

"Through size alone, such buildings enter an amoral domain, beyond good and bad. Their impact is independent of their quality."

Rem Koolhaas


S, M, L, XL
Rem Koolhaas and Bruce Mau
The Monacelli Press. 1995

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"A partir de cierta escala, la arquitectura adquiere las propiedades de la GRANDEZA"
"Solo por su tamaño, estos edificios entran en un terreno amoral, más allá del bien y del mal. Su impacto no depende de su calidad"

Ajedrez

"Nos gusta pensar." Gari Kaspárov
El mismo gesto para ofrecer tablas y para rendirse habla del consenso de su mundo. A la vista de lo que hay sobre el tablero, sin mediar palabra, todos saben de quién es la ventaja. No hace falta ser un Gran Maestro, cualquier aficionado que apenas conozca los rudimentos puede verlo.

Habla de objetividad, de principios compartidos, de una base común. Habla de reglas. Y todo ello, paradójicamente, en una disciplina basada en el enfrentamiento entre dos rivales que sólo permite a uno triunfar. Un mundo que, en palabras de S. Zweig, es una ciencia, un arte algo sutil que está suspendido entre uno y otro jugador.

¿Cómo luciría la arquitectura bajos estos preceptos?

Campos de cultivo

Entre otras curiosidades –como que Londres le parece una ciudad más social que Nueva York– Richard Sennett habla de la planificación de la ciudad: 

"Les digo a mis alumnos: 'Averiguad qué es necesario, pero no os paréis a pensar si los políticos pueden hacerlo realidad. Olvidadlos.' No creo en los Masterplan. La idea de que todo tenga que estar controlado no me gusta. Creo en una planificación de la ciudad que sea como la siembra de un campo, en el que algo pueda crecer desde abajo."

Reglamento intelectual

Tony Judt escribió sobre Albert Camus:

"Una de las cosas que más le desagradaban de los intelectuales parisinos era su convicción de que tenían algo que decir acerca de todo, y de que todo se podía reducir al tipo de cosa que les gustaba decir. También señalaba la relación inversamente proporcional entre el conocimiento de primera mano y la expresión confiada de una opinión intelectual. [...] La responsabilidad intelectual no consistía en tomar partido, sino en rechazar hacerlo donde ésta no existía. En esas circunstancias, el silencio parecía la expresión más adecuada de sus sentimientos más profundos."

El canon

"El de canon es un concepto que hoy se usa demasiado, como si todos supiéramos qué contiene y qué no. Pero si profundizas un poco ves que la gente no se pone de acuerdo sobre qué libros constituyen ese canon”.

Lo dice Coetzee.

Agoreros

Lo que más me carga de todo es esa colección de agoreros nacionales, especialmente en el campo cultural, que van lanzando que todo está acabado: la novela, el arte…, y lo único que reflejan con ese discurso derrotista es su incapacidad para adaptarse a lo nuevo. El arte siempre ha sido una sucesión de nubes que pasan deprisa; y las grandes obras, también… Siempre todo ha pasado deprisa; todo lo nuevo no ha de ser malo.

Lo dice Enrique Vila-Matas.

Watch out, the world's behind you

Lou Reed
De entre todo lo que se ha dicho con motivo del fallecimiento de Lou Reed, hay dos citas suyas a las que no dejo de dar vueltas, por su valiosa lectura de lo que para él significaba su trabajo. Me parece que son una muestra perfecta de cómo puede uno plantearse de forma honesta la participación en una disciplina. 

I’ve always believed that there’s an amazing number of things you can do through a rock ‘n’ roll song. [...] The things I’ve written about wouldn’t be considered a big deal if they appeared in a book or movie.” 

I have never thought of music as a challenge — you always figure the audience is at least as smart as you are.” 

Y sólo puedo admirar que una persona que estuvo en el epicentro de la mayor efervescencia artística de su momento, valorase sin embargo las posibilidades nucleares de su campo de acción; para descubrir que la mejor manera de trascender de tu ámbito es concentrándote en su esencia.

Y sólo puedo admirar que una persona con un comportamiento tan incómodo hacia el público, tuviera sin embargo la lucidez de plantear su obra desde el mayor respeto hacia el mismo.

Y me pregunto si algún arquitecto se propone en semejantes términos su profesión y cómo podría beneficiar a la disciplina que ésta fuera la actitud común.


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"Siempre he pensado que hay un número increíble de cosas que puedes hacer mediante una canción de rock 'n' roll [...] Las cosas que he escrito no tendrían mucha consideración si aparecieran en un libro o una película."
"Nunca he planteado la música como un desafio — siempre piensas que el público es al menos tan inteligente como tú."
Lou Reed

Los límites de la arquitectura

América suburbana. Barrios residenciales anodinos. Vecinos con gorra de béisbol que siegan el césped, niños que pasean en bicicleta. Viviendas de balloon-frame. El sueño americano. En este contexto tan inapropiado nació un tipo arquitectónico, la oficina-taller más famosa de los últimos 50 años: el garaje.

Lugar de peregrinación profana

La oficina sin la cuarta pared, en contacto con la calle y con la vida sin alicientes de un entorno retratado con precisión y sin compasión por la literatura, el cine y el arte norteamericano de la segunda mitad del siglo XX. El barrio donde nunca pasa nada (o donde puede pasar lo más siniestro). Allí donde un arquitecto ni siquiera sospecha que pueda haber arquitectura, en el punto más alejado de la actual moda del coworking, en un espacio sin carácter, aislado y subsidiario, es precisamente donde surgen algunas de las iniciativas con mayor repercusión social y económica de nuestro tiempo.

Un simple repaso por su historia lo desvela: El tipo arquitectónico no es una creación de los arquitectos, mal que les pese, sino de los usuarios.

Porque el garaje no es sólo oficina o taller. También es sala de fiestas, destilería clandestina, circuito de carreras para maquetas de trenes, cuarto de juegos, gimnasio, local de ensayos musicales, estudio de grabación o epicentro de los famosos garage sales norteamericanos, entre otras adaptaciones.

Ejemplos: Microsoft, Apple o Google son tres de las múltiples y famosas empresas tecnológicas que nacieron en un garaje; este mismo espacio acogió al primer estudio cinematográfico de Walt Disney; como tantos otros conjuntos musicales, The Beach Boys empezaron ensayando en este lugar tan habitual (tanto que incluso llegó a acuñarse un género, el garage rock, que se hacía eco de esta práctica); empresarios, artistas e incluso algún arquitecto también han tenido alguna vez su centro de operaciones en un garaje.

Tal es su aceptación, que ha terminado calando en la cultura popular –especialmente norteamericana–, alimentado el imaginario colectivo de generaciones y empujándolo prácticamente hasta la categoría de mito: Algunos son hoy lugares de peregrinación profana...

Un vulgar garaje para ilustrar los límites de la arquitectura, que ni es imprescindible para el óptimo desarrollo de una actividad ni puede anticiparla, por mucho énfasis que ponga en su faceta inventiva. El comportamiento del usuario de un espacio tiene una repercusión sobre el uso y desarrollo del mismo mucho mayor que los planes previos que hubiera trazado el arquitecto. Las personas y su comportamiento siguen llevando la iniciativa en la gestión de las categorías de la arquitectura.

[ACTUALIZACIÓN 30.10.13: aquí]

Mirar desde fuera

Me sorprende escuchar este discurso en España, y lo digo sin inquina ni sarcasmo. Hemos vivido dentro de un invernadero ideológico en lo que se refiere a los objetivos de una disciplina que, mirados desde el exterior del mismo, son más proteicos.

Es positivo, pues, que alguien del peso de Rafael Moneo lo diga: "sería estupendo que en estos tiempos se volviese a dar protagonismo al cumplimiento de las expectativas de lo que debe ofrecer un edificio, que la arquitectura no sea sólo ese ejercicio de investigación que satisface los afanes intelectuales (...) del arquitecto."

Serán ceniza

El informe sobre el estado de la profesión en nuestro país, elaborado por el Sindicato de Arquitectos de España, es el mejor ensayo que se ha escrito sobre la arquitectura española de los últimos 20 años.

Sol y sombra


Brasilia. Fotografías de Alberto Ferreira.

Arquitectos vivos

The Misfits
En mi opinión, hay cuatro arquitectos actuales que han alcanzado el nivel de trascendencia final de la arquitectura. Que pueden decir que hallaron algo diferente, nuevo. Por los méritos acumulados a lo largo de su carrera, son ya necesarios para describir el fuste de la disciplina. Son arquitectos estrella, porque ese ha sido el signo de su tiempo, pero son más que arquitectos estrella. Son los únicos de ese denostado club con una conciencia sobre su trabajo y su condición que, cuando han querido, les ha permitido escapar de aquella jaula dorada. No sé si son mis preferidos, pero seguramente serán los únicos que queden.

Frank Gehry, 1929. Alvaro Siza, 1933. Norman Foster, 1935. Rem Koolhaas, 1944.

La alternativa es vacío

"Yo puedo recordar cuando aún había críticos: Bruno Zevi, Kenneth Frampton, Ignasi de Solà-Morales, Reyner Banham, Oriol Bohigas… Había voces hablando de arquitectura, que analizaban y, en paralelo, proponían. Eran como unos interlocutores a distancia que proporcionaban un referente que te ayudaba a situarte en el mundo.
Este rol ha desparecido, quizá porque no son necesarios… A pesar de que mi opinión es que sí lo son. Para mí sí tuvieron un sentido, una utilidad, y echo a faltar figuras con esa función. Porque la alternativa no es mayor libertad individual, sino una situación en que sólo hay vacío o mentiras."

"Yo creo que el papel más útil de la crítica, antes que dedicarse a poner en tela de juicio, es el de apostar por algo."

Josep Lluis Mateo. Entrevista con Fredy Massad.

Si está construida, no es arquitectura

Peter Eisenman

The 'real architecture' only exists in the drawings. The 'real building' exists outside the drawings. The difference here is that 'architecture' and 'building' are not the same.[1] 

Lo dice Peter Eisenman. La arquitectura y los edificios, dos conjuntos independientes.


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[1]. “La arquitectura verdadera sólo existe en los dibujos. El edificio verdadero sólo existe fuera de los dibujos. La diferencia aquí es que 'arquitectura' y 'edificio' no son lo mismo.“ Peter Eisenman. Entrevista en The Architectural Review.

Los tiempos ensimismados

La mayor distancia que media entre el imaginario colectivo de los arquitectos y su mediocre realidad no se encuentra en la precaria situación laboral del momento, sino en su autismo frente a las preguntas del presente. Resulta también su principal fracaso. Y supone una gran decepción para quienes se dedican a un campo que en otros momentos de la historia desfilaba a la cabeza de la expedición.

¿Alguien recuerda ya cuánto tiempo hace que la arquitectura no participa en la reflexión colectiva de nuestra vida en sociedad? Se trata de un mal genérico, independiente del mercado y que contribuye al aislamiento y desinterés del mundo por la disciplina. Cómo puede ser que la arquitectura permanezca sin respuesta ante los acontecimientos que cambian el mundo. Por qué una fecha bisagra como el 11.09.2001 ha catalizado obras en literatura, cine, música o en el arte en general –por no hablar del nicho más puntero de la cultura, agazapado en algunos recovecos de internet–, pero no ha recibido una reflexión consistente desde el campo de la arquitectura, precisamente cuando era un edificio el cuerpo del símbolo que fue atacado. Es inexplicable. Y quien dice aquella fecha dice cualquier desafío de nuestro día a día.

No hablo de política, no hablo de sociología ni de arte. Hablo de arquitectura.

Sin nostalgia. En algún rincón hay hoy arquitectos respondiendo satisfactoriamente a esta cuestión pero, por desgracia, los medios de difusión deciden no atender.

Preguntas

Dionisio González

Se puede ver actualmente expuesta en Madrid. La obra del artista Dionisio González, ¿es arquitectura?

¿En qué se diferencia del trabajo de los arquitectos, por ejemplo de las propuestas que presentan a los concursos? ¿Son arquitectura las imágenes generadas o manipuladas por ordenador? ¿Equivale una foto a una realidad física construida, la sustituye? ¿Por qué quiere aclarar el comisario de la exposición que "este trabajo no se trata solo de fachadas, sino de que estos edificios sean viables también por dentro"?

Las inquietudes de Dionisio González, ¿son las propias de un arquitecto? ¿La profesión determina el campo de actividad o el campo de actividad determina la profesión; o ni lo uno ni lo otro? ¿Define la técnica empleada la categoría de la disciplina? ¿Pertenece la historia de la arquitectura a los arquitectos?

Dionisio González se refiere a sus creaciones como arquitectura. Emplea la jerga de los arquitectos. Le importa construir. Dice: "Son arquitecturas completamente sostenibles en el entorno." Dice: "Espero que parte de estas estrategias modulares puedan ser aplicadas empíricamente, ya que muchas de mis energías van aplicadas en esta dirección." Dice: "En Busan, que es una gran metrópolis de Corea del Sur, hemos estado a punto de que mis edificios se hicieran realidad."

Dice: "No soy arquitecto." ¿Por qué?

Ideología

Si apartamos un momento la vista del retrovisor y nos fijamos en donde debemos, evitaremos más volantazos.

Emanuel Christ, Christoph Gantenbein y Kersten Geers, tres de los arquitectos jóvenes más pujantes se juntan y dicen:

"Hacemos arquitectura como siempre se ha hecho. Naciendo del análisis de ejemplos arquitectónicos concretos. Cuando proyectamos, hablamos de obras que conocemos. Las imágenes de estas obras son nuestro repertorio arquitectónico. A diferencia de los modernos, que quisieron hacer todo diferente a sus predecesores, nosotros queremos hacerlo exactamente igual".

"[Nuestro cosmos arquitectónico] habla también del valor del aburrimiento, de la fascinación por lo no espectacular".

"Hoy ya no construimos más ideologías, ni tampoco creemos en el resplandor cegador del concepto".

Ya podemos volver al espejo.

En construcción

La arquitectura se levanta siempre sobre precedentes. El signo de una obra lo determinan tanto el trabajo de su autor como las fuentes de las que se alimenta. Lo mismo podría decirse incluso de su interés y relevancia.

No es cierto que toda la historia de la arquitectura se despliegue ante nosotros con idéntica disponibilidad, para que podamos configurar un catálogo propio a partir de ella. Los prejuicios inoculados en los años de formación constituyen un incómodo lastre que nos esclaviza hasta que no conseguimos liberarnos de ellos. Los que lo consiguen. Muy pocos. 

Con todo, hay lecciones de Escuela todavía peores: el silencio sobre determinadas arquitecturas, por ignorancia o recelo, hace todavía más daño. Cegados por su dogma, nadie parece darse cuenta de que no existe mayor germen de pobreza para una disciplina que el desconocimiento de todos sus registros posibles.

Sin embargo la formación académica es empleada a modo de gran embudo, más para fatigar el camino conocido que para abrir otros nuevos. Con irritante miopía se premia al que lo estira frente que al que lo ensancha.

Enric Miralles

Si hay algo por lo que Enric Miralles resulta admirable es por haber sabido buscar más allá de nuestras fronteras, venciendo ese autocomplaciente 'estilo nacional' que no perciben los que no miran desde fuera. En un medio en el que es casi imposible escapar al influjo de la doctrina, en un contexto anquilosado que se perpetúa a sí mismo ad infinitum, él fue de los pocos que supo hacer algo diferente.

Miralles, ese genio de generación espontánea para los desinformados, fue en realidad alguien que buscó otras fuentes alternativas a las oficiales. Sin despreciar el recetario heredado, decidió añadir sus propios ingredientes, cosechados en huertos selectos en los que nadie más entra.

Su lección va más allá de la de su arquitectura sorprendente y genial. Es también un grito contra la actitud perezosa y acomodaticia de recibir un manual y conformarse con él. Contra la renuncia a la libertad de desbrozar una senda propia, en lugar de tomar la que ya existe. Miralles supo abonar su propia parcela, ocuparse de las raíces cuando el resto de los arquitectos españoles se preocupaba tan solo de podar las ramas.

Si no la visitas, no es arquitectura

La afirmación deja fuera a todos los actos de arquitectura que no terminan construidos. Tal vez sea un poco extrema, pero cobra un sentido completo una vez reformulada:

Si está construido y no lo visitas, no es arquitectura.

Es decir, la representación de la arquitectura construida no es arquitectura. La mayor parte de los matices no pueden trasladarse y, es tanto lo que se pierde por el camino, que el resultado no es más que un sucedáneo insípido e insatisfactorio.


"More and more people are seeing the films on computers — lousy sound, lousy picture — and they think they’ve seen the film, but they really haven’t " David Lynch [1]. 

Históricamente no es que visitar la gran arquitectura fuera una obligación, es que era el único sistema para conocerla. Los progresos se hacían visitando, comprendiendo y mejorando. Los maestros eran aquellos que habían visto, que conocían.

Las capas pudientes de la sociedad del siglo XVII se embarcaron en lo que se llamó el Grand Tour, jóvenes que completaban su formación con la visita y experiencia directa del arte clásico y renacentista. Esta costumbre generó en paralelo una panoplia de literatura de viajes y experiencias, de pintura de los lugares visitados y, por supuesto, de arquitectura influida por los modelos clásicos, que contribuiría a regar la semilla del Neoclasicismo.

Después llegó el siglo XX, el auge de las publicaciones de arquitectura y, sobre todo, el descubrimiento de las mismas como herramienta de publicidad. Y gradualmente se subvirtió el orden. Beatriz Colomina ha explicado cómo la arquitectura pasó de ser (sólo) el hecho construido a su propia representación: escritos, dibujos, fotografías y publicidad.

Taxi Driver

Internet ha supuesto una revolución similar a la de las publicaciones de arquitectura del siglo pasado. Todo más fácil, más vivo y más real; con animaciones, vídeos e incluso visitas virtuales. Desembocando en la paradoja de que es posible ver en un día más arquitectura a través de la pantalla que en vivo durante toda una vida.

Sedentarismo digital: los completísimos reportajes hacen innecesario visitar el edificio y, aun más, las infografías hiperrealistas hacen innecesario construirlo.

La arquitectura se torna virtual. Decimos conocer lo que no existe. Claro, que eso no es arquitectura.


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[1]. "Cada vez más gente ve las películas en el ordenador —sonido repugnante imagen repugnante— y creen que han visto la película, pero en realidad no lo han hecho". David Lynch. Entrevista en The New York Times.

De la vida de las marionetas

Frank Gehry

"Mansilla y Tuñón, cuando fallece Luis, desaparece. No tengo ninguna vocación de reinventarme ni de crear un nuevo personaje para una nueva situación. Ya mi vida..."

Decía hace muy poco Emilio Tuñón y dejaba la frase en ese punto, sin terminar.

La imagen de los arquitectos que nos hemos construido no es la de personas, sino la de figuras al margen de la vida. A diferencia de la gente del cine, de músicos, de escritores o incluso pintores, su vida no interesa, sólo su obra. No es que no interese, es que no cuenta. Nadie se detiene a pensar que pueda influir en su trabajo. Su obra está al margen, creen.

Muy pocas vidas de arquitectos despiertan el interés de los estudiosos de la disciplina, que por el contrario consideran indigno y propio de la prensa amarilla ocuparse de tales extremos. Hay un pudor por conocer, por encontrar respuestas en lo cotidiano, que resulta inexplicable.

Esta carencia provoca el empobrecimiento en la compresión de una disciplina que, como cualquiera, está determinada por la vida de sus protagonistas. Si Hitchcock filmaba a rubias, Hopper pintaba la soledad y Bernhard describía la desolación, si incluso Bukowski, Marilyn Monroe o Warhol hicieron de su vida parte de su obra, ¿por qué no sabemos nada de la vida de los arquitectos?