David Hurn. Magnum Photos |
Sin embargo, contrastados con los bandazos de un presente –de cualquier tiempo presente–, estos discursos se manifiestan escleróticos y autistas. Incapaces de asimilar o afectarse por los cambios que acompañan al hombre y al momento en el que desarrolla su trabajo, pierden una de las razones de ser de cualquier ejercicio intelectual: su compromiso con lo inmediato, su sentido último de opinar sobre lo que nos pasa. Desde esta perspectiva, arquitecturas tan admiradas pero insensibles a lo que sucede en su presente se torman ensimismadas, narcisistas e hipócritas, mientras que trayectorias quebradas por un fuerte volantazo cobran un relieve humano que las revaloriza.
Ningún hombre salva incólume su vida.